Un thriller psicológico que desentraña el amor y el peligro: “Companion”
Uno de los mayores enemigos que puede enfrentar una película es su propio marketing. Tráilers, carteles e incluso hashtags suelen ser el primer contacto del público con una obra nueva. A veces, esta información logra despertar interés; otras, resulta engañosa o revela demasiado, arruinando la experiencia. En el caso de Companion, el primer largometraje del guionista y director Drew Hancock, el material promocional ofrece una idea bastante clara de lo que se va a presenciar, lo cual resulta desafortunado. Este filme se disfruta mejor sin expectativas previas.
El guion de Hancock, irónico y perturbador, establece sus propias reglas, llevando al espectador por una montaña rusa de sustos bien calculados. A medida que la trama avanza y revela sus mecanismos internos, la película se transforma en un deleite que es mejor descubrir sin spoilers. Por ello, esta reseña evitará desentrañar su núcleo para preservar la magia de experimentarla por primera vez.
Una relación aparentemente perfecta
La historia sigue a Iris, interpretada por Sophie Thatcher (Heretic), una joven que lleva una vida tranquila hasta que conoce a Josh (Jack Quaid, The Boys), el chico perfecto: atractivo, carismático y encantador. Su encuentro parece salido de una comedia romántica clásica, y todo apunta a un destino de amor eterno. Sin embargo, como Iris confiesa en la narración inicial, el momento más significativo de su vida no fue conocer a Josh, sino matarlo.
La trama arranca con ambos viajando a una lujosa casa aislada en medio del bosque para un fin de semana con amigos. Josh está acompañado por Kat (Megan Suri, It Lives Inside), su mejor amiga, cuya relación cercana despierta los celos de Iris. Entre los demás invitados destacan Sergey (Rupert Friend, Asteroid City), un empresario ruso de dudosa reputación, y Eli (Harvey Guillén, What We Do in the Shadows) junto a su pareja Patrick (Lukas Gage, Smile 2).
Tensión en aumento
Desde el inicio, se siembran pistas que presagian el caos: una confesión de Kat que pone en duda la confianza en Iris, un objeto misterioso en el equipaje de la pareja y actitudes cuestionables de Josh, quien, pese a su fachada de perfección, deja entrever una personalidad problemática. Todo se siente como una bomba de tiempo.
Cuando la violencia finalmente estalla, parece el tipo de conflicto que hemos visto antes: brutal y angustiante, pero con un toque independiente que explora las emociones reprimidas y cuestiona las relaciones entre los personajes. Sin embargo, Hancock lleva la historia por caminos inesperados, girando la narrativa de formas ingeniosas y emocionantes.
Amor, poder y desilusión
Las revelaciones centrales de Companion ofrecen una crítica mordaz sobre las dinámicas de género y cómo la sociedad condiciona las percepciones del amor. La idealización romántica choca con su comercialización, exponiendo su fragilidad y peligrosidad. Hancock no solo reflexiona sobre estos temas, sino que también añade un sentido del humor oscuro que amplifica el impacto de cada giro.
Thatcher brilla al dar vida a Iris, quien comienza como una figura pasiva pero evoluciona en una protagonista fascinante. Su viaje emocional la lleva a confrontar verdades devastadoras, mientras los personajes que la rodean se revelan como seres patéticos y peligrosos. Por su parte, Quaid demuestra una vez más su carisma y versatilidad, profundizando en las complejidades de su personaje.
Una máquina de terror bien engrasada
Con una dirección meticulosa, Hancock equilibra el romance inicial con el horror, ofreciendo una experiencia que es tanto inquietante como divertida. La película no solo es un thriller psicológico, sino también una sátira social que mantiene al público al borde de su asiento.
Companion es una obra que merece ser descubierta sin expectativas previas. Su habilidad para sorprender y desafiar al espectador la convierte en un debut memorable para Hancock y un testimonio del talento de su elenco.