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Una Mirada a los Personajes y Estrellas de A Complete Unknown

El biopic con Timothée Chalamet como Bob Dylan está repleto de figuras del mundo del folk y más allá. Estos son algunos de ellos.

El director James Mangold describe el clímax de la película —la polémica actuación de Dylan en el Newport Folk Festival de 1965, donde utilizó una banda electrificada de rock— como “una especie de estallido familiar de Acción de Gracias, una cena festiva que se sale de control, en la que un hijo pródigo desafía las normas familiares y demuestra su independencia”.

La película sigue a Dylan, interpretado por Timothée Chalamet, durante los años formativos previos a ese concierto. Comienza con su llegada a Nueva York en 1961. A continuación, exploramos algunos de los personajes que se cruzan en su camino.

Pete Seeger (Edward Norton)

Cuando Dylan ingresó en la escena del folk, esta ya había sido moldeada en gran parte por Pete Seeger. Su influencia fue multifacética: tras fundar el grupo izquierdista The Almanac Singers en los años 40, Seeger alcanzó éxito como solista y como miembro de The Weavers. Interpretó canciones folk tradicionales y compuso las suyas propias, a menudo con un tono político.

El historiador musical y músico Elijah Wald, cuyo libro Dylan Goes Electric! inspiró la película, explica que “todas las corrientes del renacimiento del folk, o como quieras llamarlo, surgieron de Pete Seeger”. Para Mangold, Seeger y Dylan tenían una relación parecida a la de padre e hijo o hermanos. “Entre ellos se genera una grieta ideológica”, dice Mangold. “Bob rechaza cualquier dogma; simplemente quiere ser libre, sin límites”.

Woody Guthrie (Scoot McNairy)

El joven Dylan fue profundamente influenciado por la música y la narrativa de Woody Guthrie, especialmente por su autobiografía semi-ficcional Bound for Glory (1943). En sus primeros días en Nueva York, Dylan buscó a Guthrie, quien en ese momento vivía en hospitales psiquiátricos debido a la enfermedad de Huntington.

Yesi Ramirez, directora de casting, advirtió a los actores interesados en interpretar a Guthrie: “No hay líneas. Su enfermedad no le permite hablar”. Aunque la película toma ciertas libertades sobre cómo y dónde Dylan se encuentra con Guthrie, la conexión entre ambos era real. Según Wald, “todos los que estaban cerca de Woody recuerdan que Dylan era especialmente devoto de él, y que Woody lo apreciaba mucho. Fue una relación única”.

Sylvie Russo (Elle Fanning)

El interés amoroso principal de Dylan en la película es una versión ficticia de Suze Rotolo, la artista y activista que aparece junto a él en la portada de The Freewheelin’ Bob Dylan.

Mangold decidió cambiar el nombre de Rotolo a pedido de Dylan, quien consideró que ella no era una figura pública. “Bob me explicó que simplemente no quería exponerla”, comentó Mangold. Además, añadió que este cambio puede generar confusión, lo cual considera parte del estilo de Dylan: “Siempre deja un pequeño detalle que te hace cuestionarte todo o buscar un significado más profundo”.

Joan Baez

Para cuando Dylan lanzó su álbum debut en 1962, Joan Baez ya era una estrella del folk. Según Wald, su camino fue “deliberadamente no comercial”. Baez ganó reconocimiento en el Newport Folk Festival de 1959 tras cantar junto a Bob Gibson. A pesar del interés de grandes discográficas, firmó con el sello Vanguard, conocido por su enfoque artístico.

Baez no solo influyó artísticamente en Dylan, sino que también lo apoyó al invitarlo a presentarse con ella antes de que se hiciera famoso. “Ella llevó a Dylan por todo el país”, explica Wald, “aunque muchos se quejaban, diciendo: ‘¿Por qué escuchamos a este chico de voz aguda cuando vinimos a oír a Joan Baez?’”.

Albert Grossman (Dan Fogler)

Albert Grossman, aunque no era músico, se convierte en una de las figuras más llamativas de A Complete Unknown. En sus memorias, Dylan describió la voz de Grossman como “el retumbar de tambores de guerra”.

Para Ramirez, Grossman era como “un toro en una tienda de porcelana”. Reconocido por su estilo brusco y sus habilidades como negociador, Grossman fue clave en la transición de Dylan entre su primer álbum, enfocado en versiones de canciones, y The Freewheelin’ Bob Dylan (1963), que consolidó a Dylan como compositor.

Una escena en la película, basada directamente en una anécdota de Dylan, muestra a Grossman llevando un revólver bajo su chaqueta, un detalle que ilustra su carácter impredecible y su relación con el músico.

Conclusión

A Complete Unknown no solo retrata los primeros años de Bob Dylan, sino que explora las complejas relaciones y figuras que moldearon su carrera y definieron una era del folk. Con un elenco cuidadosamente seleccionado y una narrativa que entrelaza hechos y mitos, la película promete ser tanto un drama histórico como una ventana al espíritu de un tiempo revolucionario.

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Georgina Mollo: La actriz de “Chiquititas” y “Rebelde Way” que eligió una vida fuera de los medios

Georgina Mollo, recordada por su participación en los exitosos programas infantiles y juveniles de Cris Morena como Chiquititas, Rincón de Luz y Rebelde Way, decidió alejarse del mundo de la actuación y la televisión. Su decisión de buscar una vida anónima marcó un cambio radical después de haber sido una figura destacada en la televisión argentina durante los años 90 y 2000.

Sus inicios en la televisión

A los 11 años, Georgina obtuvo su primer gran papel como parte del elenco de Chiquititas, una serie que marcó a toda una generación. Su entrada al mundo de la televisión fue casi accidental: acompañó a su hermana mayor a un casting y terminó siendo seleccionada. En la ficción, interpretó a una de las niñas huérfanas que vivían en el hogar dirigido por el personaje de Romina Yan. Entre 1995 y 1998, Georgina participó en las cuatro primeras temporadas del programa, ganándose un lugar especial en el corazón del público.

Posteriormente, en 2003, interpretó a Clarita en Rincón de Luz, un derivado de Chiquititas. Ese mismo año, su carrera continuó con el rol de Luna Fernández en Rebelde Way, junto a grandes nombres como Luisana Lopilato, Benjamín Rojas, Camila Bordonaba y Felipe Colombo. A pesar de su éxito en estas producciones, su exposición constante desde la infancia le hizo valorar el anonimato.

Un cambio de rumbo

El momento que marcó un antes y un después en su vida llegó durante unas vacaciones con amigas en Brasil, en plena etapa universitaria. En ese país, donde no era reconocida por sus trabajos en televisión, experimentó la libertad de interactuar con personas que no la asociaban con su pasado artístico. “Fue un shock. Me encantó que se acercaran a hablar conmigo por lo que soy y no porque era ‘la de Chiquititas’”, comentó en una entrevista.

Tras esa experiencia, Georgina decidió inscribirse en la Universidad de Buenos Aires (UBA) para estudiar Diseño de Indumentaria. Aunque le resultó difícil compaginar sus estudios con el trabajo, logró avanzar en su carrera y emprender su propio negocio. Inicialmente lanzó una línea de carteras, pero tras convertirse en madre, enfocó su creatividad en la moda infantil.

Hoy en día, diseña ropa para niños, vendiendo al por mayor y participando en ferias. Este trabajo le permite organizar su tiempo y priorizar la crianza de sus tres hijos: Felipe, Juana y Eva. “Soy una mamá muy presente y siento la responsabilidad de estar en todo”, expresó en una entrevista.

Un regreso inesperado

A pesar de haber dejado la actuación por muchos años, en 2021 Georgina retomó esta pasión. Impulsada por la curiosidad de sus hijos, quienes comenzaron a ver Rebelde Way y le preguntaban sobre su pasado como actriz, decidió estudiar teatro. Fue entonces cuando tuvo la oportunidad de subir al escenario en la obra Un balcón con vistas, junto a su amiga y excompañera de Chiquititas, Solange Verina, y otros actores como Nicolás Zuviría y Gastón Ares.

El desafío de actuar en teatro despertó nuevamente su amor por la actuación, demostrando que aún tiene mucho que ofrecer en el ámbito artístico.

Una vida discreta pero llena de significado

Hoy en día, Georgina Mollo comparte en sus redes sociales momentos cotidianos de su vida como madre: peinando a sus hijas, haciendo gimnasia con Eva o llevando a los niños a la escuela. Aunque disfruta de una vida casi anónima, admite que sigue siendo reconocida por los fanáticos de Chiquititas y Rebelde Way. “Al menos dos veces al día alguien me para en la calle para hablarme de esos programas”, contó con simpatía.

Georgina ha encontrado un equilibrio entre su faceta como diseñadora, madre y ocasional actriz, demostrando que es posible reinventarse y construir una vida llena de propósito fuera del centro de atención.