Cuando imaginas a un gran líder, probablemente te imaginas a un director ejecutivo de Fortune 500 con una voz resonante y una oficina en la esquina. Pero el liderazgo no se trata de dominación; se trata de desatar el genio colectivo de un grupo. Y es posible que Hollywood tenga más que enseñarnos al respecto que las juntas corporativas.
Empecemos con Pharrell Williams: multihyphenate es (entre otros) compositor, productor y director creativo masculino de Louis Vuitton. También es uno de los colaboradores más solicitados, porque le interesa el proyecto y no él mismo.
Detecta potencial oculto y reúne a personas de todos los sectores. (No busque más, el video viral de 2016 de Williams escuchando, y quedando atónito, por el entonces estudiante graduado de la Universidad de Nueva York). Maggie Rogers‘ música por primera vez.) Desafía el mito de que los líderes deben ser personalidades más grandes que la vida, mostrando que los mejores revelan las fortalezas de los demás y crean las condiciones para la colaboración.
Lady Gaga de manera similar, organiza diversas voces en su música, moda, activismo, cine y proyectos comerciales, que incluyen la marca de cosméticos Haus Labs de Lady Gaga y la Fundación Born This Way. Se rodea de personas que aportan diferentes perspectivas, multiplicando así la creatividad. (Pocas personas pueden decir que han colaborado con Beyoncé, Jeff Koons Y Joaquín Fénix.)
Los estudios confirman que los grupos con diversos recursos resuelven consistentemente problemas complejos mejor que los grupos homogéneos, y Gaga demuestra que la inclusión no es sólo un valor, es una ventaja competitiva.
O ryan reynolds. Desde Aviation Gin hasta su equipo de fútbol galés, el Wrexham AFC, el dead pool la estrella no juega el papel de alfa dominante. Crea asociaciones, comparte créditos y utiliza el humor para generar confianza. La gente quiere sumarse a sus proyectos porque se siente vista y valorada. La confianza es la base del desempeño de un equipo, y Reynolds demuestra que el mito del alfa todopoderoso pertenece a la sala de edición.
Hablando de hombres que felizmente rechazaron el tipo alfa, Keanu Reeves es amado no solo por la matriz Y John mechasino por su generosidad y su discreto liderazgo. Las historias de cómo financió los salarios del equipo, aceptó recortes salariales y trató a todos los que conoció con dignidad son legendarias.
Reeves no impone la lealtad siendo la voz más fuerte en la sala; se lo gana brindando lo que los expertos llaman seguridad psicológica, que brinda a las personas que lo rodean la seguridad para correr riesgos y expresarse. Los equipos con seguridad psicológica superan consistentemente a aquellos que no la tienen. Reeves demuestra que la bondad, no la bravuconería, es el poder supremo del liderazgo.
Viola Davis también aporta poder a través de la vulnerabilidad, y tiene el EGOT para demostrarlo. En su trabajo, llama la atención con cruda honestidad, pero su liderazgo radica en cómo esa honestidad eleva a sus compañeros de equipo. Al crear un espacio de vulnerabilidad, empuja a otros a levantarse con ella. La vulnerabilidad genera confianza y hace que los equipos sean más resilientes.
Y finalmente, Meryl Streepa menudo llamada la mejor actriz de su generación, muestra que el verdadero poder de las estrellas no queda eclipsado; se está haciendo más grande. Sus compañeros de equipo, desde Anne Hathaway hasta Tom Hanks, dijeron que actuar junto a Streep los hizo mejores. Demuestra que un gran liderazgo no se trata de dominar sino de elevar a los demás.
Lo que estas estrellas demuestran y la ciencia respalda es que el liderazgo no se trata de carisma o control. Los mejores equipos triunfan porque sus líderes cultivan la confianza, la seguridad y el respeto. Lo que significa que algunos de nuestros clientes habituales de la alfombra roja pueden proporcionar el modelo para el futuro del liderazgo, o lo que yo llamo inteligencia de equipo, y así es como desatamos el genio colectivo.