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Robert Redford, a la derecha, y Dustin Hoffman en la película «Todos los hombres del presidente».

(Sunset Boulevard / Corbis / Getty Images)

El drama del Watergate de Alan J. Pakula es conocido como uno de los grandes thrillers políticos, pero para Redford, fue una apuesta de convicción e influencia. Tiene el libro opcional de Woodward-Bernstein, empujando dudas de que una película basada en llamadas telefónicas, trazos de puerta y notas puede comprender al público. Como Bob Woodward, elimina el glamour, interpretando a un periodista torpe, arrestado y obstinado, pero inquebrantable una vez que el camino comienza a tener lugar. Frente a Carl Bernstein por Dustin Hoffman – entrenamiento rápido, improvisación, siempre empujando – Redford es metódico y contenido, y juntos, encarnan la tensión y el ritmo de las relaciones de investigación, transformando la versión en suspenso. Con este papel, Redford ha demostrado que la persistencia, no la bravuconería, podría usar una película y que una estrella podría intercambiar encanto por la credibilidad sin perder el magnetismo. Cementó su reputación no solo como protagonista, sino como una fuerza cultural que podría hacer historias serias en la pantalla. – Josh Rottenberg

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